EL AGAVE MUERE PARA PODER FERMENTARSE EN TINAS DE ENCINO Y DESTILAR SU ALMA EN OLLAS DE BARRO CALENTADAS POR LEÑA DE PINO, PARA FINALMENTE REPOSAR EN CERÁMICA DE ALTA TEMPERATURA SELLADA EN CORCHO DE CORTEZA DE ALCORNOQUE. SE ENVASA EN UNA BOTELLA ELABORADA ARTESANALMENTE DE BARRO CERÁMICO DE ALTA TEMPERATURA PARA CONSERVAR EL BUQUÉ QUE ADQUIERE EL MEZCAL DURANTE SU COCCIÓN EN LAS OLLAS DE BARRO.
EL RITO DEL MEZCAL ANCESTRAL ES UNA DANZA
ENTRE EL AGAVE Y LAS OLLAS DE BARRO
LA COSECHA. En las profundidades de Oaxaca, donde las sombras acunan los secretos del agave, se despliega el rito místico del mezcal ancestral. En la oscuridad de la tierra, el agave, testigo silencioso del tiempo, es cosechado por manos sabias, listo para desentrañar sus misterios ante aquellos que buscan su esencia.
LA QUEMA. En el umbral de lo desconocido, el corazón del agave, la piña, se somete a un trance en el horno de tierra, donde las llamas y las piedras susurran historias de antaño. Una danza de aromas envuelve la atmósfera, anticipando el nacimiento de un elixir que desafía las leyes del tiempo.
LA MOLIENDA. Luego, en el molino de piedra, el agave revela sus secretos bajo la presión de la mano del artesano. La pulpa, convertida en néctar, fluye como un río de promesas hacia las ollas de barro, cálices místicos que guardan la alquimia ancestral
LA FERMENTACIÓN. En las tinas de madera, el pulque se somete a la fermentación, donde las levaduras, invisibles guardianes del misterio, transforman lo tangible en lo etéreo. Es aquí, en la penumbra de la espera, donde los sentidos se agudizan, preparándose para el siguiente acto.
LA DESTILACIÓN. El alambique de barro, de líneas antiguas y secretos enraizados, acoge el líquido esencial para su destilación. Las ollas de barro, arcilla moldeada por el tiempo, dan forma a un proceso que trasciende lo mundano. Aquí, en el alquimista de la tierra, la esencia del agave se eleva como un susurro ancestral.
Dos destilaciones, una danza de espirituosos, revelan el alma del mezcal ancestral. La recolección a mano, ritual sagrado, y la filtración selecta permiten que el espíritu se manifieste en cada gota, llevando consigo la esencia de la tierra y la sabiduría de los antepasados.
Finalmente, en la ceremonia del embotellado, cada botella se convierte en un relicario, un receptáculo sagrado que contiene el resultado de esta danza cósmica. Numerada y sellada, cada botella es un portal que invita a quienes se aventuran a descubrir los secretos guardados en las sombras de Oaxaca.
Así concluye el rito del mezcal ancestral, una sinfonía de tiempo, tierra y tradición, ofrecida a aquellos que buscan sumergirse en la magia de lo ancestral y experimentar el misterio que emana de cada gota.